Viernes Santo: Recordando la crucifixión de Jesús

viernes, 29 de marzo de 2024

Comentario al relato de la Pasión del Señor (Jn 19:16-30)

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La muerte (fallecimiento, deceso) es algo natural que todas las personas tendremos que experimentar en algún momento de nuestras vidas. Pero lo que nos cuenta el Evangelio de Juan sobre la muerte de Jesús es algo muy diferente, es una muerte violenta. Donde se entremezcla la tortura, la humillación, la ejecución pública, la traición, la indiferencia de la gente y la impunidad jurídica y política del Imperio Romano haciendo de su muerte un escándalo.

Hoy en día, las estadísticas nos confirman que las muertes violentas (guerras, genocidios, ejecuciones, homicidios, limpieza étnica, feminicidios) son más frecuentes que las muertes naturales. Durante las las dos guerras mundiales del s. XX vivimos como humanidad el horror jamás alcanzado en la historia moderna. Por lo cual, a través de las Naciones Unidas se adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Donde por primera vez se reconoció “la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana” con el fin de evitar lo ocurrido.

Recientemente, Craig Mokhiber, director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, renunció al cargo por el genocidio que ocurre en Gaza contra poblaciones civiles indefensas y que los gobiernos poderosos no tengan la voluntad de detener dichas acciones. De acuerdo con Unicef, la agencia de Naciones Unidas para la infancia, más de 420 niños y niñas mueren en Gaza o resultan heridos cada día desde comenzó la guerra. Por su parte, la organización Save the Children señala que “cada 10 minutos” muere un niño en medio del conflicto. Señalamos esto ya que un tercio de las victimas mortales de los bombardeos de Israel en Gaza son menores de edad.

Irónicamente ambas historias, la de Jesús y la de los palestinos, ocurren en el mismo escenario geográfico. Lastimosamente, la indiferencia, el silencio y la negación antes que cante el gallo continúa hoy presente ante la muerte del inocente. Algunos, en este vía crucis que atravesamos hoy como humanidad, prefieren exaltar cristologías y soteriologías metafísicas antes que ver, denunciar e indignarse por la muerte histórica del inocente.         

Finaliza el texto del evangelio diciendo: “entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡consumado es! E inclinando la cabeza, entrego su espíritu”. Todos tienen algo que decir ante la muerte... Algunos escritos bíblicos y sermones en estos días buscarán subrayar que la muerte de Jesús fue “por nuestros pecados” y que “era necesario que el hijo del Hombre padeciera” o que “Cristo murió por nosotros”. Sin embargo, la muerte violenta del inocente nunca se justifica. La muerte, por actos de violencia del inocente y ser denigrado, escupido, golpeado, crucificado, bombardeado no es agradable, ni puede minimizarse, menos aún ser aceptable.

El termino griego usado por Juan “consumado es” (tetélestai) solo lo usa dos veces (19:28, 19:30) y significa terminar. Hacemos silencio. Como seres humanos, desde Caín hemos terminado de muchas maneras y formas la vida de nuestras hermanas y hermanos.

Estemos expectantes a escuchar y ver la aurora pascual del Dios dador de Vida.

 Viernes Santo: Recordando la crucifixión de Jesús

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