En estos días que muchos celebran Día de Muertos, y algunos el Día de todos los Santos, sea un tiempo teológico de silencio y de observar con detenimiento los rituales, gestos y travestismos de jugar con la muerte en las prácticas populares de nuestros pueblos como una pequeña grieta por donde pasa la luz y exorciza nuestros miedos y luchas en un mundo que cada vez nos resulta más ajeno y excluyente.
Comentario al relato de la Pasión del Señor (Jn 19:16-30)