Mientras no cese la caza de inmigrantes, la movilización de las personas de fe y sus aliadas no puede parar. La solidaridad y la organización entre diversos sectores tiene que afianzarse más, como en el caso del pantano; hacerse más clara, audible y activa. El destino de la pantera, los pueblos indígenas, migrantes, de las comunidades negras y blancas, está íntimamente ligado y hay poder de acción cuando nos juntamos.