Para Pierre Bourdieu (1998), el autor de la “violencia simbólica”, la dominación patriarcal es el producto histórico de las relaciones de poder canalizadas por las instituciones sociales: familia, Iglesia, Escuela, Estado (p. 28). Es decir, que cuando la sociedad en general (dominadores y dominados y dominadas interioriza las relaciones de poder de los varones, solo aquellos que cumplen el estereotipo hegemónico), naturalizamos e interiorizamos la dominación y somos incapaces de cuestionarla porque son construcciones sociales tan sutiles que pensamos que son “naturales”. Lo que quiere decir, que existen formas de dominación objetiva y subjetiva. A estas formas subjetivas es lo que este autor denomina la
violencia simbólica, se la ejerce en complicidad con quienes dominan determinando así el orden social.
Ilustración REPRESENTACIÓN DE LA PIRÁMIDE DE LA VIOLENCIA
Por lo cual, cuando hablamos de violencia simbólica en las iglesias, hablamos de violencias sutiles que afectan nuestra participación en las iglesias y las sociedades. Nadie nos golpea, manosea o violenta física o sexualmente dentro de las iglesias, más sin embargo, los discursos y las prácticas
ad intra, justifican la naturalización de la violencia que se traduce en: infravaloración, subordinación, ninguneo, etiquetas denigrantes, etc. Es lo que hace la teología feminista, poner la lupa sobre los discursos religiosos y denunciar cuando estos nos violentan.
Con este tipo de violencia lidiamos en lo cotidiano: en la calle, en la casa, en el trabajo, en los medios de comunicación, en la iglesia, en la escuela, no hay espacio social en el que estemos libre de esta violencia sutil e invisible para la mayoría de mujeres y varones. Se dice de esta violencia que es
indolora, incolora e inodora. Se la hace mediante canciones, chistes, propagandas, películas, cuentos, sermones eclesiales, dibujos, arte, poemas, memes de las redes sociales, discursos políticos, enseñanza escolar, etc. Es, este tipo de violencia que más se practica en ambientes religiosos e iglesias. Tanto las víctimas como los victimarios están convencidos/as de un “orden natural” o sagrado que así lo dictamina Por ejemplo, el hecho de afirmar que “lo natural” es que las mujeres vivan la maternidad.
Existe una investigación de la Red Ecuménica de Teólogas de La Paz sobre violencia intraeclesial denominado
Relaciones de Género en Comunidades Religiosas desde la Perspectiva de Mujeres Católicas y Evangélicas de las Ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz (2016): el autor del estudio es Julio Córdoba; se realizan 192 entrevistas que arroja resultados muy interesantes, en cuanto a violencia simbólica.
Varias de las mujeres entrevistadas expresaron una “alta identificación” con el liderazgo y las jerarquías locales de sus comunidades de fe. Es necesario destacar que no se trata de un liderazgo únicamente masculino. Es un conjunto de líderes hombres y mujeres que encarnan cierta “autoridad religiosa” en estas comunidades. Si bien en las parroquias católicas la expresión última de esta autoridad se centra en “el padre” (el sacerdote hombre), le acompañan varios líderes hombres y mujeres, con un importante rol como símbolo de autoridad (Córdoba, 2016, p. 26)
Esta identificación a la autoridad religiosa es frecuente no solo en comunidades de mujeres católicas, sino también en ámbitos evangélicos. Se realizan reuniones de concejos pastorales, se debaten varios asuntos, pero la decisión siempre la tomará el párroco o el pastor. Esto es violencia simbólica en las iglesias, avalada y reproducida por toda la comunidad, mujeres y varones; por eso es necesario visibilizarla y problematizarla para crear conciencia crítica sobre este tipo de violencia.
También amerita mostrar el cuadro realizado por Erlini Chové, una teóloga participante de la RETLP, a pedido de la Red para que grafique nuestro quehacer cristiano y eclesial:
Este cuadro intenta mostrar a diferentes mujeres intentando liberarse, cada una a su propio ritmo, de pesadas cadenas dentro de las iglesias cristianas y emprendiendo el vuelo de la liberación. Amerita también trabajar la temática de la violencia simbólica y religiosa, desde otras formas creativas de hacer demandas a nuestras iglesias.
A modo de conclusiones
Si hablamos del tema de las mujeres y de sus demandas dentro de las iglesias, resultamos víctimas de una iglesia patriarcal y misógina, alejada de los valores evangélicos que propuso Jesús de Nazaret, hemos sido desplazadas a los últimos lugares y lo que exigimos ahora es simplemente justicia de género. La iglesia no puede pasar de largo ante la ola de violencia de todo tipo que sufren las mujeres, violencia que se inicia dentro de las iglesias, las cuales justifican como “voluntad de dios” la naturaleza débil y secundaria de las mujeres frente a los varones. Las iglesias cristianas no pueden evadir su responsabilidad ante una realidad de muerte naturalizada para las mujeres.
Cuando los sacerdotes y pastores hacen un tipo de relecturas bíblicas fundamentalistas que justifican la subordinación de las mujeres, están glorificando desde sus ambones, toda la violencia que a diario se despliega y denuncia en todos los países. Esta violencia avalada eclesial y socialmente goza de una impunidad cómplice y descarada de toda la sociedad, se trata de la “violencia sagrada” que propone René Girard (1972).
De ahí que no solo nos limitamos a denunciar esta violencia intraeclesial, esta violencia simbólica en lo religioso; también queremos proponer cambios y lo hacemos sumándonos a la propuesta del Discipulado de Iguales, desde este sueño queremos dar a conocer nuestra utopía de una iglesia democrática para con todos sus miembros, de una iglesia con puertas abiertas para todos y esencialmente filadélfica con los sujetos más violentados de hoy, las mujeres.
Bourdieu, P. (1998).
Anagrama. Trad. Joaquin Jordá. Barcelona.
Martínez Cano, S. (2012). Desde los márgenes: mujeres que viven en las fronteras. Artículo de: in-between spaces. Call of Papers 2012. Recuperado de:
Meinet, Roland (2006).
. Artículo traducido por: Emilio Lopez Nava. Disponible en:
. (11 de mayo 2019).
Red Ecuménica de Teólogas La Paz (RETLP). 2016.
Julio Córdoba. Pachamama. La Paz, Bolivia.