Las plantas, compañeras de vida saludable
lunes, 27 de enero de 2025
La Certificación brinda propuestas de diversas regiones del mundo y desde las experiencias de vida de las comunidades y pueblos para afrontar la difícil situación que viene padeciendo “la casa común”. Estamos a tiempo de recuperarla si ponemos en práctica las directrices planteadas en diversos acuerdos internacionales con el propósito de restaurar y preservar la vida comunitaria… “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…” Gen 1, 31 (RV-1960).
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Este fue el título del proyecto de Acción Sagrada de la Certificación: Justicia climática y fe, realizado por el Seminario Teológico Luterano del Pacífico. En este seminario participan un grupo de instituciones religiosas de diversos lugares de América Latina y el Caribe, entre ellas está la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica. Para este proyecto se plantó un jardín dentro del local de la iglesia Metodista del Perú en la ciudad de Huancavelica.
La iglesia se encuentra en un local alquilado, sin embargo esto no fue impedimento para llevar a cabo nuestro proyecto y los infantes estaban muy emocionados de realizarlo. Cada niño/a participante trajo una maceta con plantas pequeñas. Luego fuimos colocando semillas de palta (aguacate) en un recipiente con agua. Al transcurrir el tiempo estas semillas empezaron a germinar, proceso que generó una gran admiración de los infantes que cuidan de estas macetas hasta el día de hoy.
Durante este curso he experimentado una nueva forma de ver la vida en plenitud. Los artículos académicos proporcionados por los/as docentes del curso de Certificación fueron muy valiosos para profundizar tanto el sentido de la creación, como las luchas, los obstáculos y los logros que cada pueblo realiza con ahínco y perseverancia en beneficio de la Tierra.
Los aprendizajes obtenidos en este curso despertaron en mí la necesidad de compartir con otras personas esta temática, haciendo notar que somos una sola creación y no dos o más. Me hace sentir partícipe y responsable del cuido del agua, de las plantas, de la no contaminación ambiental y de evitar el maltrato animal. Cada acto que realicemos debe estar en favor de la creación y no solamente de nuestros propios intereses y en detrimento de los demás. Es importante tener consciencia de la integralidad de la vida.
Durante el desarrollo del curso de Certificación fue abriéndose un nuevo camino en mi vida personal para valorar mejor lo que Dios ha creado y contemplar la hermosura de su complejidad. La diversidad de especies de animales, plantas, árboles, rocas, insectos y de los suelos son muestra de la sabiduría de Dios que comparto ahora en mi trabajo pastoral. Estas acciones despertaron curiosidad en las personas, lo cual me lleva a explicar la importancia del don de la integralidad de la vida y todo el ecosistema.
La Certificación brinda propuestas de diversas regiones del mundo y desde las experiencias de vida de las comunidades y pueblos para afrontar la difícil situación que viene padeciendo “la casa común”. Estamos a tiempo de recuperarla si ponemos en práctica las directrices planteadas en diversos acuerdos internacionales con el propósito de restaurar y preservar la vida comunitaria… “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…” Gen 1, 31 (RV-1960)
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