El milagro de la encarnación, el verbo hecho carne, constituye aquella lección de amor y entrega que nos invita a celebrar y asombrarnos de lo que Dios ha hecho, pero que nos invita a encarnar la realidad de otros y otras, aun cuando esta sea llamada oscura y hostil. Encarnando, a la manera del Verbo, trascendemos barreras para asumir otras realidades como nuestro lugar de acción y testimonio del evangelio.
La abuela fue llevada a la sala de un centro de atención médica, antes de cualquier tratamiento le fue extendida una factura por su estadía en la sala del lugar (…)
Esa es la radiografía de la desigualdad social en la que vivimos, y la lamentable comercialización de la vida y de la salud de las personas. Pero también es la radiografía de la crisis ética que la profesionalidad contemporánea vive. En definitiva, el capital económico define si una persona es digna de una atención médica de calidad o no. Asimismo, se define quien puede seguir viviendo y quien no. Si pensábamos que “jugar a ser dioses” era una referencia a la genética y clonación humana en países desarrollados, con esto, sabemos que se juega ser dioses acá entre chapines.
La pandemia ha puesto a prueba los aparatos de Gobierno de las naciones, para que se evidencie el lugar de las personas en sus agendas políticas y sociales. De tal manera que cuando en la actualidad se habla de las terribles cifras de muertos en los diferentes países, en cierta manera se está hablando de la incapacidad de las instituciones, su falta de voluntad política o de sus intereses perversos que anteponen sus metas económicas capitalistas a la vida de las personas.