En este breve escrito les invito a reflexionar sobre lo que significa vivir en la era mediática-digital y porqué es importante aprender a relacionarse con los medios y la tecnología de nuestra época. Esta iniciativa se da en ocasión de la semana de Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) promovida por la UNESCO. Con la que se busca concientizar sobre los “(conocimientos, habilidades y actitudes) necesarias para la vida y el trabajo de hoy”
[1]. ¿Cuáles son estas habilidades y por qué se dice que son necesarias para la vida de hoy?
En la actualidad es posible ver cómo las redes sociales y las tecnologías de información y comunicación (TIC), ocupan un lugar central en diversas actividades de nuestras vidas. La educación, los negocios, las amistades, el entretenimiento y la resolución de problemas del día a día se dan
en o
a través de estos medios. Se espera que todas las personas tengan un correo electrónico y una cuenta en al menos una red social. No hacer esto es estar en un horizonte, en un borde, al margen de la sociedad y de la
realidad. Es por esto que surgen iniciativas como la semana AMI, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el lema: “No dejar a nadie atrás”. Se pretende así, integrar a todas las personas en esta corriente mediática informacional y digital.
Ante esta situación es indiscutible que aprender a lidiar con estos medios es esencial en la era actual. Pero, ¿por qué? Aprender a usar estos medios, ¿con qué fin? No quiero hacer aquí una lista de las ventajas de las tecnologías y las redes, eso abunda; sino más bien compartir algunas preguntas que nos permitan detenernos un poco, bajar la velocidad y apreciar de una forma distinta la realidad que se nos presenta como tendencia, como objetivo de
la sociedad.
Quiero empezar por señalar que las tecnologías y los medios de comunicación no son neutrales, son medios para un fin y por ende son utilizadas para cumplir objetivos concretos. Ni los periódicos, ni los libros y mucho menos los noticieros en televisión. Tampoco lo son las publicaciones que encontramos en Internet y menos aún las redes sociales. Cuando compartimos una noticia, citamos una página o web o leemos un artículo
¿Nos cuestionamos quién o quiénes son las personas que producen la información en Internet que nosotros utilizamos y con qué fines lo hacen?
Otro detalle a tener en cuenta es que la diversidad y cantidad de fuentes de información en Internet no es una ventaja, si no se sabe buscar y evaluar el contenido de las mismas. Cualquier persona puede publicar en Internet o dicho de otra forma, nadie tiene control sobre la veracidad de lo que se publica en Internet. Sin embargo, muchas organizaciones buscan normalizar el contenido de sus redes:
¿Sabemos cuáles son las normas y políticas de las fuentes de información que utilizamos? ¿De qué forma esas normas condicionan el contenido publicado? ¿Cuánta información podemos recibir, evaluar, organizar y utilizar, en comparación con lo que está a nuestra disposición?
Por otro lado, he escuchado mencionar que las redes sociales permiten crear comunidad. En principio esto parece ser algo positivo. Sin embargo, los algoritmos de las redes sociales están diseñados para presentar solamente aquel contenido que se relacione a las búsquedas realizadas, contactos, región y preferencias. Es decir, las redes sociales crean burbujas. Estos algoritmos son alimentados por nuestro propio comportamiento y están diseñados para aprender a mostrarnos solamente aquello que nos podría gustar.
¿Qué tanto contribuyen estas redes a nuestro encuentro con la diversidad, con la otredad?
El incremento en el acceso a Internet a nivel mundial ha sido exponencial. Para el 2010 solamente un aproximado del 25% de la población mundial tenía acceso. Mientras que ya en el 2019 alcanzó un 56%
[2]. Si esta tendencia continúa, para el 2040 todas las personas del mundo tendrían acceso a Internet. Esta claro que no es el único medio, aunque la sociedad desvalorice la radio, el periodico, la televisión y los libros, estos siguen existiendo y siguen teniendo una función importantísima en la formación del pensamiento colectivo, de las ideologías, de la religión, de la cultura. No obstante, la tendencia esta puesta en todos esos medios instalados en la Internet.
¿Cómo saber cuál es el mejor medio para acceder a la información? ¿Qué medios utilizan actualmente en sus comunidades para informarse y comunicarse? ¿Cómo la pretendida universalidad del Internet se relaciona con las prácticas culturales de los pueblos originarios? ¿Qué implicaciones tiene la digitalización de los procesos de enseñanza, de comunicación, de socialización y sensibilización de las personas?
Mi intención con las preguntas planteadas aquí, no es obtener una respuesta concreta. Es invitar a la reflexión desde la realidad de cada persona. La tendencia es clara. Las nuevas tecnologías exigen a las personas que se adapten y sus desarrolladores no preguntan si queremos o no. La crítica que planteo y que quiero que quede clara para quien lea, es si estamos dispuestas a simplemente adaptarnos a las tendencias sin reflexionar sobre las implicaciones de estas. No es un llamado a no utilizar las tecnologías, es una sugerencia de apropiarnos de estas de forma crítica, recordando que son medios y no fines en sí mismos.
Grupo Banco Mundial. “Personas que usan Internet (% de la población)”. 2021.
UNESCO. “Alfabetización mediática e informacional”. 2017,