Noemí, Rut y el año nuevo 2022

lunes, 03 de enero de 2022

En este inicio del 2022, nos ubicamos como comunidad humana en un contexto de grandes dificultades a nivel político, social, económico y sanitario. El futuro inmediato es incierto, la crisis ambiental amenaza, como también la inestabilidad política en nuestros países y el desenfreno del mercado y el capitalismo global. Nuestra historia se enmarca en estos contextos, pero también es la historia de comunidades y familias concretas, personas que luchan a diario para sobrevivir, para resistir y florecer en medio de estos difíciles contextos.

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En el libro de Rut, la vida de Elimélec, Noemí y sus hijos se ve trastornada. En busca de pan y sustento deben dejar atrás lo conocido y lanzarse a lo desconocido en Moab. Las dificultades no dan tregua. Elimélec muere, mueren sus hijos y permanecen Noemí y sus nueras, Rut y Orfa. Esta situación familiar acontece, según Rut 1.1, “en el tiempo en el que gobernaban los jueces”, aludiendo así al libro de Jueces, en el que el campo de batalla es el espacio en el que se delibera la fidelidad de Israel y su existencia como pueblo. No sabemos si estas batallas tuvieron un impacto en la vida de la familia en el libro de Rut. Su interés no radica en esto, sino en la cruda realidad de la vida cotidiana, las pérdidas familiares, la búsqueda de sustento, la protección mutua y la seguridad futura. Sus protagonistas no son caudillos o líderes militares, sino una familia, y de manera particular, las mujeres.

En este inicio del 2022, nos ubicamos como comunidad humana en un contexto de grandes dificultades a nivel político, social, económico y sanitario. El futuro inmediato es incierto, la crisis ambiental amenaza, como también la inestabilidad política en nuestros países y el desenfreno del mercado y el capitalismo global. Nuestra historia se enmarca en estos contextos, pero también es la historia de comunidades y familias concretas, personas que luchan a diario para sobrevivir, para resistir y florecer en medio de estos difíciles contextos. Casi dos años de pandemia nos acompañan, pero también la esperanza, la fuerza y las capacidades gestadas en este tiempo. Una esperanza que se expresa en la decisión de seguir caminando, en la decisión de acompañar, animar, y sí, de construir el futuro aún en medio de la incertidumbre.

Como UBL celebramos la acción de cada persona, cada familia, iglesia y comunidad que lucha con esperanza por la dignidad, la justicia y la paz de nuestras sociedades y países. Celebramos la fortaleza de quienes, como Noemí, se levantan pese a las pérdidas vividas. Celebramos el compromiso de quienes, como Rut, acompañan en solidaridad.

Damos la bienvenida en este nuevo año académico que se avecina a estudiantes, docentes, personal administrativo, socios y socias, amigos y amigas, egresados y egresadas, instituciones hermanas y organizaciones compañeras que forman parte de la gran familia UBL. Que en este nuevo año “el Dios de la esperanza nos llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en todos y todas por obra del Espíritu Santo” (Ro 13.5 TLA).

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