Texto Bíblico
Lucas 10,25-37
Reflexión
Una historia muy conocida, tan sencilla, tan clara, y sin embargo tan infinitamente difícil de seguir. "Ama a tu prójimo, es como tú" esta cita de Martin Buber, nos muestra que no hay distinción en el otro y yo, porque somos idénticos, somos iguales. “Ama a tu prójimo, es como tú” significa actuar como hermanos y hermanas porque la otra persona es como tú.
El buen samaritano ayuda sin esperar nada a cambio, esta acción crea algo muy especial, Llamémoslo "la red de la caridad". En esta red nada se pierde, nada es en vano porque todo se hace con amor. Da a tu vecino, él da como tú, toma de tu vecino, él toma como tú.
Por desgracia, esto no es tan sencillo. Hay suficientes barreras entre las personas que lo impiden: los prejuicios, las expectativas previas y las percepciones, son a menudo como vallas invisibles que nos impiden acercarnos conscientemente a los demás: “hombre blanco de Europa”, seguramente con un comportamiento colonial; “refugiados de Venezuela o Nicaragua”, quién sabe qué quieren en nuestro país; “indígenas”, la parte más atrasada de la sociedad.
Eso es exactamente lo que sucedió con el sacerdote y el levita en nuestra historia. Unas vallas invisibles les impidieron ayudar al herido, vallas invisibles como: esto seguramente es una trampa, tal vez es contagioso, este es un tramposo, solo quiere mi dinero, un robo... solo hay una cosa que hacer: pasa de largo y aléjate lo más rápido posible.
Curiosamente el samaritano no tiene en mente estas vallas invisibles, él se ata a la red de la caridad, ¿y cómo lo consigue? Tal vez él haya pasado por una situación similar y seguramente alguien le ayudó de forma inesperada y sin avisar. O realmente tiene un corazón muy grande. "Ama a tu prójimo, es como tú", tal vez haya interiorizado esta frase. Quizás pensó que si él estuviera allí tumbado también se alegraría si alguien le ayudara. Atreverse a cambiar de perspectiva siempre puede ayudar, ¿cómo me sentiría yo en una situación así?, ¿qué desearía?
¿Cómo podemos atarnos a la red del amor al prójimo, especialmente como cristianos y cristianas? Tener una mirada atenta, mirar con aprecio, mirar con los ojos abiertos, mirar como el samaritano puede hacer que funcione. Si interiorizamos la frase de Martin Buber “Ama a tu prójimo, es como tú” podremos seguir tejiendo la red del amor al prójimo, tal como nos mostró Jesucristo.
Oración:
Dios mío, queremos seguir tejiendo la red del amor al prójimo. Por eso te pedimos:
Que no cerremos los ojos ante nuestros conflictos y los del mundo. Ayúdanos a escuchar con atención y a encontrar comprensión. Te gritamos: ¡Señor, ten piedad!
Que no condenemos a las personas solo porque piensan y actúan de forma diferente a nosotros y nosotras. Te gritamos: ¡Señor, ten piedad!
Que seamos valientes para abordar los conflictos y decir abiertamente lo que pensamos sin vacilar. Te gritamos: ¡Señor, ten piedad!
Que aprovechemos los conflictos del mundo como una oportunidad para repensar nuestro propio comportamiento y derribar las vallas invisibles. Te gritamos: ¡Señor, ten piedad!
Que busquemos soluciones con calma e imaginación: Te gritamos: ¡Señor, ten piedad!