Salmo responsorial 21
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: “Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.” R.
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.
Reflexión
¿Hemos tenido momentos en los cuales nos hemos sentido abandonados y abandonadas por Dios?, ¿esos momentos son de desesperación, angustia y tristeza?.
Al asignar estos versículos del salmo 21 para el Domingo de Ramos, el leccionario nos invita a reflexionar sobre el vínculo entre el salmo y el momento narrado en los evangelios en el cual Jesús exclama desde la cruz: Elí, Elí, ¿lama sabactani? "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27:46).
Cuando leemos este salmo lo sorprendente es que el texto alterna dos momentos, el de desesperación y el de las aseveraciones de confianza en el poder y la fidelidad de Dios. Dios está siempre presente, no solamente antes o después de los momentos de sufrimiento sino durante esos momentos, aunque no lo percibamos. Esta misma confianza sorprendente que aparece en momentos tremendamente difíciles se puede reconocer en un poema escrito por el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer.
Bonhoeffer (1906-1945) fue uno de los fundadores de la Iglesia Confesante, una iglesia protestante que formó parte del movimiento de resistencia contra el nazismo. En 1943, Bonhoeffer fue encarcelado por sus acciones resistiendo la persecución de las personas judías y por su asociación con un complot para asesinar a Adolf Hitler.
El último texto teológico que escribió antes de ser ejecutado en 1945 fue el poema “Von guten Mächten”. Este poema nos habla sobre el sufrimiento de la vida en un mundo bajo el poder del pecado, y confiesa la esperanza en un Dios fiel a su promesa de guiarnos hacia el bien. Lo que sigue es el texto de Bonhoeffer en una traducción nueva de Gerardo Oberman y Siegfried Fietz, quienes crean una versión fiel al original, pero no literal.
Poderes buenos nos abrazan
Rodeado solo de buenos poderes,
fielmente protegidos ante el mal,
así vivamos todos nuestros días,
con fe y con alegría hasta el final.
Estribillo:
Poderes buenos siempre nos abrazan
y la confianza nos animará
pues Dios siempre guiará nuestro destino
y en cada nueva aurora él estará.
Y si el pasado quiere atormentarnos
o la jornada nos quiere oprimir
¡oh, Dios, por gracia, alívianos la carga!
impúlsanos el alma a vivir.
La copa amarga espera rebosante,
y así la beberemos, sin temor,
viniéndonos de tus divinas manos
con gratitud tomamos de tu amor.
Y si quisieras darnos alegrías
bajo el bendito resplandor del sol,
traeremos a memoria el pasado,
tu cuidarás de nuestro corazón.
Al brillo luminoso de estas velas,
con que tu alumbras nuestra oscuridad,
a tu bondad, unidos, nos confiamos,
tu Luz alumbra por la eternidad.
Y cuando los silencios nos circunden,
haznos oír el tono de tu voz
y al mundo entero entonando fuerte
un nuevo canto de adoración.
Versión cantada en alemán Versión cantado en español
Notas:
Para más información sobre la versión de Oberman y Fietz puede ingresar al siguiente enlace
http://ierp.org.ar/poderes-buenos-nos-abrazan-cancion-basada-en-poema-de-bonhoeffer/
Agradezco a Merle Merdes, estudiante de teología de la UBL, por introducirme a esta canción.