La conmemoración del 30 de julio “Día Internacional de lucha, contra la Trata de personas”, vuelve a poner en la agenda pública, de los países del mundo, una dolorosa constatación:
“LA ESCLAVITUD NO HA TERMINADO”
Se ha sofisticado, se ha globalizado, se ha digitalizado, a través de las nuevas tecnologías de la Comunicación, que han acabado con todas fronteras, con todas paredes, con todos los cerrojos y pueden poner en contacto, en tiempo real, a personas de las más diversas latitudes.
Lydia Cacho, activista mexicana Defensora de los Derechos Humanos, afirma, en su libro “Esclavas del Poder” que, hoy hay más esclavos y esclavas en el mundo, que en tiempo de los regímenes esclavista
en lo que podría llamar el
nuevo mapa de la Esclavitudes Contemporáneas.
Desde los tiempos bíblicos, en narraciones como La historia de José, vendido por sus hermanos (Gn 37, 23-28) o en la Historia de Tamar, violada por su propio hermano (2 Sm 13, 1-22) salta a la vista que la esclavitud, es una lacra cultural y social, que ha atravesado toda la historia de la humanidad.
La Trata de personas es ciertamente una
Práctica Esclavista, sistémica y estructural, que reduce al ser humano, a condición de
Objeto de Consumo, violando masivamente sus Derechos Humanos fundamentales, ejerciendo total dominio sobre su cuerpo, su mente, su tiempo, su persona, sus pertenencias, a través de un
“sistema perverso” que ha convertido la vida humana en mercancía, que se compra y se vende al mejor postor.
La Trata de personas no conoce fronteras geográficas, ni étnicas, ni límites de edad, de género, de condición social, ni de religión ni de ideología política.
Todos somos víctimas potenciales, de éste flagelo que, se lucra exponencialmente de sus víctimas en algunas de sus modalidades: trabajo esclavo, mendicidad ajena, matrimonio servil, extracción ilegal de órganos, reclutamiento forzado, explotación sexual.
El cine se ha atrevido en estos días, través de la Película “Sonido de Libertad” de Mel Gibson, a poner en escena, el drama de miles de niñas, niños y adolescentes, que en el mundo, son atrapados por mafias locales, regionales, nacionales e internacionales, que se lucran con su inocencia y los someten a las peores formas de trabajo infantil, de Explotación Sexual Comercial, en contexto de prostitución, en los entornos digitales, en escenarios de viajes y turismo, en matrimonios tempranos o bien utilizándolos para cometer ilícitos (hurtos, micro tráfico, otros) para elaborar material pornográfico o para los conflictos armados.
Sus gritos silenciosos y silenciados, claman desde todos los rincones de la tierra, pidiendo justicia, exigiendo a los Estados la salvaguardia de sus vidas, profundamente marcadas, por estas nuevas formas de sometimiento y explotación, que en labios de una víctima son: “Un tatuaje en el alma que no se borra nunca”.
Este fenómeno de la Trata de personas es “una herida abierta en la sociedad contemporánea” de tales proporciones, que puede llegar a superar el tráfico de armas y el tráfico de estupefacientes; puesto que resulta ser una industria muy lucrativa:
- Es más rentable vender una niña, que vender un kilo de cocaína, que se vende una sola vez, mientras que la niña puede ser vendida muchas veces al día, por un período indefinido, hasta que pierda sus encantos o muera por causa de las agresiones a que ha sido sometida.
- Es más rentable vender un niño, que vender una escopeta Ak47, que se vende una vez, mientras que el niño puede ser vendido, muchas veces a las redes dedicadas a la producción de material pornográfico.
La magnitud del problema es tal, que sólo puede ser enfrentado, con el concurso decidido y comprometido de los Estados, de los entes de control, de las organizaciones internacionales como la ONU y la OIM, de la Academia, de las organizaciones de la sociedad civil, de las iglesias y movimientos religiosos. Sólo haciendo un frente común podremos
Prevenir, Sancionar y Erradicar éste flagelo.
Tenemos la responsabilidad histórica como sociedad, de poner fin, a ésta nueva forma de esclavitud y sometimiento, desvelando
las prácticas culturales y los imaginarios colectivos que naturalizan y legitiman la Trata de personas, en todas sus modalidades y la Explotación Sexual Comercial de niñas, niños y adolescentes (Escnna).
“Es tarde, pero esta es nuestra hora. Es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos para construir el futuro. Es tarde, pero nosotros somos esa hora tardía, Es tarde, pero es madrugada si nos comprometemos de veras”.
Monseñor Pedro Casaldáliga.