Nosotros, el Colectivo Bambú de Formadoras y Formadores en Ecoteología, teólogos y teólogas ecuménicos y ecuménicas, reunidos frente a la inminente COP30, en “el Camino a Belém”, expresamos nuestro profundo compromiso y nuestro clamor profético ante los desafíos socioambientales de nuestro tiempo.
El camino recorrido hasta la COP30 en Belém do Pará es más que una ruta geográfica; es una invitación a una meditación profunda sobre el trayecto hacia una nueva humanidad, la sanación y la liberación de la Tierra y de sus pueblos oprimidos. En este camino no podemos ignorar la decepción de las ediciones anteriores de las Conferencias de las Partes, que derivaron en meras negociaciones climáticas basadas en la mercantilización del ambiente, atendiendo a los intereses del poder financiero en detrimento de la vida.
Nos desafiamos a mirar hacia Belém, asociándola con el Belén bíblico, como un lugar donde la esperanza de Dios nace lejos del centro, en una periferia geográfica, social y ecológica. La elección de Belém do Pará para la COP30, en el corazón de la Amazonía, revela la tensión entre el discurso oficial y la realidad de una región explotada por el capital fósil, el agronegocio y el colonialismo ambiental.
Desde la perspectiva de la ecoteología cristiana decolonial, la COP30 debería ser una oportunidad para que las voces de quienes son marginados por la explotación sistémica y la práctica del capitalismo sean escuchadas, señalando el camino hacia el Reinado de Dios identificado por el amor y la justicia. La justicia es el pilar fundamental para la paz y la alegría; en especial, la justicia climática es para nosotros la estrella de Belén que ilumina este camino.
Profundizamos en el significado de Belén como “Casa del Pan”. El pan se comparte en la tradición cristiana como signo de alimento suficiente para todos y todas. Destacamos que, así como en la Belén bíblica en Palestina, la Belém amazónica es un lugar de despojo, donde el poder se reúne para negociar ajustes económicos sin verdadera justicia. Sin embargo, la historia del nacimiento de Jesús en un mundo que no permite que la vida nazca nos recuerda que lo nuevo surge desde los márgenes, de los marginados, y que la justicia debe ser el centro de las negociaciones.
Nuestro Colectivo exige un cambio de paradigma que rechace el mito del crecimiento infinito, reconozca los derechos de la naturaleza como sujeto, y restituya la tierra a quienes la habitan con reciprocidad.
Pedimos a los gobiernos en la COP30 que escuchen los gritos de la Tierra y no los intereses de las corporaciones, reconociendo la deuda ecológica del Norte global y las formas de colonialismo interno.
A las comunidades de fe, clamamos que asuman su dimensión profética, denunciando la injusticia, transitando del templo al territorio y reconectándonos con la Tierra, a través del cuidado de las semillas, la soberanía alimentaria y el acompañamiento de las comunidades migrantes y de los pueblos originarios.
La reflexión teológica reitera que el camino a Belén es una peregrinación espiritual y un clamor profético de la Tierra que gime. Dios nace como ser humano, fuera del sistema, en el margen, en contacto directo con su Creación. Con oraciones, reflexiones y ritos, exijamos juntos y juntas que la COP30 en Belém sea el lugar de un nuevo pacto de justicia climática, donde la justicia no sea solo una teoría, sino un nacimiento posible en cada gesto de cuidado para toda a Terra.
