Creemos en un solo Dios, Creador sostenible, madre y padre de todos los seres, visibles e invisibilizados, fuente de esperanza y vida en la Tierra.
Y en una sola esperanza viviente, Jesucristo, Palabra encarnada de Dios, nacida del amor eterno, luz de luz, vida de vida; engendrado, no creado; de la misma naturaleza que el Creador; por quien todo fue hecho -la tierra, el cielo, los océanos y todos los seres- y por quien todo está llamado a renovarse.
Porque, por la salvación del cosmos, descendió; se encarnó en la fragilidad de este mundo; padeció ante el deterioro de la creación; resucitó como promesa de nueva vida; ascendió como fuerza vivificante; vino y vendrá para restaurar la Tierra y juzgar con justicia a quienes destruyen la creación.
Y en el Espíritu Santo, fuente de coraje y cuidado, que procede del Padre de justicia y del Hijo; que habla por los profetas y clama en la creación que gime; generador de renovación y perseverancia.
Con Él construimos el sueño de Dios, que la justicia fluya como agua viva, que la creación sea redimida y que todos los empobrecidos encuentren justicia y paz, aquí y ahora.
A quienes dicen que la esperanza es vana o que la Tierra es solo un escenario pasajero, a los que ignoran la urgencia y la promesa, los exhortamos a vivir y actuar según esta esperanza.
Amén.