Al repasar todo lo acontecido en la gestión de Junta Directiva, este 2022 (incluyendo las dificultades), no podemos, sino agradecer a Dios su atento cuidado y sostén; y todas las personas que conforman la UBL, por su valentía, por su apoyo y por todas las cosas buenas que también vivimos durante el año a pesar de las consecuencias de la pandemia que aún persisten.
Feliz fin de año para apropiarnos del regalo más preciado que podemos recibir: las promesas encarnadas en un niño que anunció justicia, paz, igualdad y esperanza.
Hace un año, recién nos acomodábamos al nuevo mundo con Covid 19 y nos preguntábamos ¿qué nos traería el 2021?
Esta crisis ha dejado de manifiesto; que, lo sobre-estimado por un sistema capitalista-predador no es importante: la industria armamentística, el status, la acumulación de capital, la vanidad, el consumo perverso… y que, lo subestimado (por él) resulta vital: la economía solidaria, la educación ambiental, los trabajos de cuido, comprar lo necesario, sembrar lo que nos comemos, el mercado justo, cuidar el planeta, la salud pública solidaria, estrechar relaciones con gente amada , la búsqueda y educación para la justicia social.
¿Por dónde empezar cuándo todo lo importante parece estar interconectado? ¿Cómo apoyar el avance desde las iglesias? ¿Cómo diseñar iniciativas que incluyan mujeres en liderazgos, proyectos y políticas? Necesitamos crear oportunidades de empoderamiento y emancipación. Como teólogas y mujeres cristianas, aspiramos y luchamos por un mundo más igualitario y justo. Es hora de un cambio de paradigma cultural y religioso.