La
justicia de género tiene como propósito eliminar las desigualdades entre las mujeres y los hombres, que se producen en la familia, la comunidad, el mercado y el estado.
[1]
En un sistema patriarcal:
- Los roles de género impuestos a las mujeres impactan negativamente su vinculación y participación con los diferentes temas y sus beneficios: estudio, ciencia, trabajo, política, ciudadanía, acceso a la tecnología, entre otros.
- La pobreza afecta más a las mujeres y niñas, que a los hombres.
- Según la ONU, en el mundo, unos 132 millones de niñas entre 6 y 17 años, aún no asisten a la escuela.
- Las mujeres gastan más de sus recursos (tiempo, energía y esfuerzo) en labores de cuido y servicio no remunerado, por ser consideradas como las cuidadoras del hogar y la familia. De manera que sus esfuerzos son más grandes y menos reconocidos.
- Las mujeres no cuentan con posesión de la tierra, no son las dueñas de sus bienes, no tienen el mismo acceso al crédito y por lo tanto su capacidad económica es menor.
- En el creciente sector de la tecnología, la presencia de mujeres es escasa en ámbitos universitarios y laborales y el apego a los estereotipos conspira contra una participación mayor.[2]
- La Violencia política en razón de género, se manifiesta a diario, en acciones que tienen un impacto diferenciado con el fin o resultado de menoscabar o anular mujeres en la función pública.
- A pesar de ser más del 50% de la población, seguimos subrepresentadas en puestos de liderazgo y de poder, enfrentando múltiples barreras por hecho de ser mujeres y la violencia ha sido el mecanismo para excluirlas de sus derechos políticos y ciudadanos.[3]
- Los medios de comunicación reforzando estereotipos de género, siguen destacando a las mujeres, en relación a su parentesco con otras personas o en calidad de víctimas y no como voces expertas. En las noticias las mujeres están subrepresentadas , apareciendo en 1 de cada 4 notas.[4]
Todo lo anterior se traduce en discriminación, oportunidades desiguales en detrimento de las mujeres, y una subsistencia más penosa para ellas.
Justicia de género… porque:
- La discriminación es una violación a los derechos humanos. La prohibición de la discriminación contenida en el artículo 2 (y su afirmación más positiva de que los derechos humanos pertenecen a todas las personas), ha sido la base para especificar los derechos relativos a la equidad de género. Las Naciones Unidas se fundaron principalmente para combatir la discriminación y progresar para alcanzar la justicia social en el mundo.
- La desigualdad de género es de las desigualdades más rampantes y crónicas a nivel mundial.[5]
- Es requisito para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio: la igualdad social, política y económica para las mujeres. La equidad de género es clave para avanzar en los esfuerzos que apuntan a la disminución de la brecha de género.[6]
- Aunque el término no aparece tal cual en los evangelios, sí es una propuesta constante de Jesús en sus interacciones y dinámica dignificadora con las mujeres de su entorno. Jesús irrumpe en un contexto socio-religioso colmado de desigualdades, donde las más vejadas y subyugadas eran las mujeres y frente a ellas, sus propuestas fueron fundamentales para el avance de la ciudadanía femenina. Jesús ignora las normas humillantes de la segregación de las mujeres y las incluye… ahora ellas se trasladan públicamente por su cuenta y no en relación a los hombres de su casa, Jesús les da voz como testigos. Era inusual que un rabí tuviera discípulas y Jesús la empodera, teniendo con ellas conversaciones teológicas; intercambia aceptación y afectos con mujeres estigmatizadas, les libra de ser objeto de violencia y valida sus liderazgos.
¿Por dónde empezar cuándo todo lo importante parece estar interconectado? ¿Cómo apoyar el avance desde las iglesias? ¿Cómo diseñar iniciativas que incluyan mujeres en liderazgos, proyectos y políticas? Necesitamos crear oportunidades de empoderamiento y emancipación. Como teólogas y mujeres cristianas, aspiramos y luchamos por un mundo más igualitario y justo. Es hora de un cambio de paradigma cultural y religioso.
“Pensamiento cristiano y pensamiento feminista, tienen algo en común: El paradigma de la igualdad”.
Neli Miranda
[2] Melisa Masnata.
Brecha de género: la tecnología aún es mundo de hombres. (La Nación, 2019), https://www.lanacion.com.ar/opinion/brecha-de-genero-la-tecnologia-aun-es-un-mundo-de-hombressociedad-nid2273385
[3] Comisión Nacional de Derechos Humanos. Violencia política contra las mujeres en razón de género (CNDH, 2015), https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/OtrosDocumentos/Doc_2018_056.pdf
[4] Observatorio de Género y Medios Centroamericano.
Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP) Informe Nacional Costa Rica (GEMA, 2015).
[5] Sandra Caballero (REDMEREE), “IEM CONF 1”. Video de YouTube, 21:23. https://www.youtube.com/watch?v=Two2Y0c9z84