Gota a gota traspasas grietas y terrenos que nadie ha transitado
bajo los rayos del sol, bajo el contemplar de la luna,
nada puede impedir tu avanzar, nada te retiene
raudal silencioso y paciente vas sembrando la vida,
dejando tu huella, venciendo la muerte.
Han dicho de ti que eres Caos, que eres espacio de dioses,
también que fuiste sumisa a la voz del Supremo
y que te escondiste en su seno.
Han dicho de ti que fuisteis camino de esperanza y libertad
también que eras vida y que eras muerte.
¡Oh agua fresca, agua excelsa!
Se habló de ti como dadora de vida en medio de la aridez
y como triunfadora sobre la muerte.
Se habló de ti como sanidad para las aguas enfermas
y se te comparó a la justicia en el clamor de un pueblo doliente.
Se dice de ti que brotas del seno divino
y que eres Agua que todo lo transformas.
Que das nuevo nacimiento, dejando el pasado olvidado
atribuyendo nuevos dones.
Se dice de ti que fluyes como la esencia divina,
colmando al ser humano del raudal de vida.[1]
Este poema describe algunas características naturales del agua, pero refuerza también el hecho que, al hablar de ella, se le han atribuido funciones que no son propias. Se ha escrito de ella como si tuviera la capacidad de trasmutar según la situación. Y eso lo podemos ver dentro del texto bíblico, allí encontramos muchos pasajes que nos muestran el agua como una herramienta en las manos del Dios Creador. Esencia de vida en el principio de los tiempos, un pozo, un manantial en el desierto; camino para un pueblo, muerte y destrucción para los infieles; bendición en la tierra, sanidad y salvación para el sediento.
El agua en su uso cotidiano adquirió protagonismo como elemento importante para la vida, posee un rol imprescindible dentro de la historia del ser humano y en todas las culturas. En distintas épocas ha llegado a tener un significado incluso trascendental que ha permitido entender que no solo era un bien vital, sino que ese bien lo daba un Dios Creador.
Al ver el agua como una metáfora, podemos expresar hermosamente en ella una fe, el actuar de Dios. El realce de sus características nos permite ver como la vida fluye tras su avance, venciendo la muerte y nos lleva por un camino de transformación y de esperanza.
Hoy nuestro planeta está sufriendo cambios, parte de él se seca y otras, se inundan, todo ello por la falta y abundancia del agua. ¡Qué contradictorio suena!, pero es así. Esta agua que da vida, al faltar ella llega la muerte. Lo podemos ver en los pueblos donde las personas tienen que recorrer kilómetros para abastecerse de este bien tan preciado, falta la siembra, faltan los árboles, la tierra árida lo inunda todo, llega la enfermedad, por lo tanto, llega la muerte.
Usando esta imagen podemos ir más allá, en este tiempo donde circulan malas noticias, abunda la desesperanza, donde todo se ve oscuro. Cuando la humanidad está alterada, adolorida, agobiada, donde al oído susurra la destrucción, el egoísmo, la envidia, el dolor, necesitamos ser ese manantial de agua fresca, llenarnos de fe, de esperanza y de amor.
Como dice Proverbios 25.25: “Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras.” Necesitamos que nuestros hechos, que nuestras palabras, que nuestras noticias sean esperanza, sean amor, penetren el corazón seco, de fuerza al cuerpo cansado, y como el agua a la tierra genere vida.
[1] Texia Anabalón, Poema “Agua”.