La pandemia no ha podido detener la celebración de algunas actividades y el Día del libro es una de las sobrevivientes. Bibliotecas, universidades, escuelas y otros centros educativos celebran este mes el Día del libro. Vale la pena aprovechar el espacio para reflexionar, ¿qué es un libro y por qué se celebra?
Quizás la pregunta parece poco profunda, sin embargo, ¿cómo hemos de celebrar o decir que se debe con el libro o más aún, afirmar su importancia sin antes meditar sobre lo que un libro es o puede ser? Les invito pues a considerar esta breve propuesta y luego a seguir celebrando.
Partamos en primer lugar de que el libro es una creación cultural. Esto quiere decir que en el libro están involucrados factores sociales, económicos, políticos, religiosos y a la vez, pensamientos, ideas, creencias, valores, memorias individuales y colectivas. Por lo tanto, el libro está cargado de significados que pueden ser entendidos o no por quienes se acercan a este. Teniendo lo dicho por la naturaleza del libro y su contenido veamos ahora cuáles son sus partes.
El libro se compone de dos elementos esenciales y sin estos no existe un libro: el soporte y el texto. El soporte es en donde se inscribe el texto y como es sabido puede ser papel, cuero, madera, cerámica, etc. Mientras que el texto inscrito contiene las representaciones y la intencionalidad de quien escribe. Es común encontrar definiciones del libro que se limitan al soporte y por ende son incompletas. Esta dualidad compone al libro.
Consideremos ahora la creación del libro. ¿Quiénes participan en la creación de un libro? Sin duda muchas personas, además de quien escribe se involucran quienes revisan, editan y diseñan. Quien escribe seguramente también lee y por tanto en su escritura influyen también otros textos, así como experiencias, conversaciones, incluso investigaciones en las que se involucran otras personas. Así, el libro es una producción, la mayor de las veces, colaborativa y surge de la mezcla de intereses, motivaciones y esfuerzos de todas las personas involucradas. ¿Quién no se ha saltado prólogos y páginas de agradecimiento?
Resumiendo, el libro es una creación cultural y colaborativa, en la que se inscriben por medio textos, significados. Estos significados cargan las ideas, sentires, creencias, reflexiones, vivencias, memorias de personas, comunidades y regiones históricas. Es por esto que a través del libro se puede acceder a infinidad de representaciones del pasado, del presente y del futuro, y por tanto no es de extrañar que nos identifiquemos con ciertos libros mientras que ignoramos otros. El libro como portador de significado no solo preserva el texto, sino que lo expone a lecturas y relecturas, a interpretaciones que a su vez dependen desde dónde y cómo se lee. De esta forma, las personas lectoras son quizás quienes terminan de construir el libro a través de sus prácticas de lectura. Es en esta práctica en la que se encuentra el valor sublime del libro, pues por medio de la lectura es que el texto cobra sentido a la vez que la función de comunicación del libro se hace manifiesta. La persona se apropia, crítica, rechaza, acepta y llega hasta sentir emociones a través de la lectura. Es en la lectura, donde radica la importancia de los libros, es decir en la capacidad de transmisión, en el poder de comunicación que estos tienen. Y así, no es de extrañar que el objetivo de esta celebración sea promover la lectura.
Si lo escrito hasta ahora agrada a quien lo ha leído, que celebre pues, en motivo de la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, el derecho a la cultura y en honor a todas las personas que en la creación de estas obras se ocupan, el Día del libro.