Liturgia: Entre la luz y el barro
miércoles, 28 de julio de 2021
Cuando Dios creó el mundo, dijo: «Que brille la luz donde ahora hay oscuridad». Y cuando nos permitió entender la buena noticia, también iluminó nuestro entendimiento, para que por medio de Cristo conociéramos su grandeza. Cuando Dios nos dio la buena noticia, puso, por así decirlo, un tesoro en una frágil vasija de barro. Así, cuando anunciamos la buena noticia, la gente sabe que el poder de ese mensaje viene de Dios y no de nosotros, que somos tan frágiles como el barro. 2 Corintios 4:6-7 TLA
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La primera imagen de la luz en la biblia la podemos encontrar en Génesis 1
“Y fue la luz y vio Dios que la luz era buena en gran manera”.
La luz deja en evidencia que en la oscuridad no se puede ver. En nuestros días, hay quienes prefieren continuar en la oscuridad, resistiéndose a ver la realidad. Hay quienes prefieren mantenerse ocultos en la oscuridad y por eso desechan la luz de la verdad.
Todos los días nos enfrentamos a muchas realidades que, aunque no han estado ocultas del todo, hoy nos hemos permitido verlas por completo. La luz que hoy nos ilumina ha dejado en evidencia las desigualdades, la escasez y el dolor. Las tragedias ocurridas en los últimos días y meses a nivel mundial, evidencian los atropellos en contra de la naturaleza y nuestros hermanos y hermanas que hemos cometido.
La luz deja en evidencia una clara denuncia respecto a lo que no está funcionando en el mundo, lo que hemos estado haciendo mal y lo que debemos cambiar. Incandescente nos exige eliminar los círculos viciosos y destructivos, las mentalidades limitantes y las actitudes negativas. Esa misma luz nos invita a caminar hacia nuevos rumbos, hacia nuevas actitudes y procederes. La luz nos deja ver un Dios que siente, que nos acompaña en nuestros sufrimientos y que con amor nos cubre de su gloria, a pesar de nuestra insensatez.
El barro es otra de las imágenes que quiero compartir. Según el texto nosotros somos vasija de barro en manos del alfarero. Los vaivenes de la vida nos empujan de un lado hacia otro y muchas veces nos dejamos llevar por los temores, los egoísmos, la prepotencia, la falta de amor y misericordia, pero nosotros al ser como el barro, un elemento maleable, tenemos oportunidades para el cambio. El amor, la gracia y la ternura de Dios pueden moldear y transformar nuestras vidas en agentes de bien. Podemos ser vasijas de barro capaces de guardar el agua y mantenerla fresca para el tiempo oportuno.
La luz y el barro se conjugan en este texto de Corintios para hacernos ver los desafíos que se nos presentan cada día. Somos invitados e invitadas por Dios para ser una luz que denuncia e ilumina nuevos caminos. También podemos ser esas vasijas de barro que, aunque frágiles, somos agentes de sustento para quienes están a nuestro alrededor.
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