Pocas veces nos han explicado la grandeza de arquitectura, agricultura y espiritualidad practicada en Abya Yala
[1]. Un proceso de aprendizaje de siglos nos hizo habitantes de este ancho y largo continente. Abya Yala tierra fértil, de extensos ríos, altas montañas, bellos desiertos, y extensas selvas, nos enseñó a vivir en comunidad, nos enseñó a labrar la tierra, dar gracias al sol, a la luna y a la madre tierra por ser parte de la creación.
Una historia milenaria que ha resistido 530 años de un evento abrupto, bárbaro y sangriento llamado "colonización", habría de cambiar la forma de vida de nuestras ancestras y ancestros. El proceso de colonización con rostro de “salvación”, aparecería en las historias de los pueblos originarios como una marca, una cruz que cargar.
La vida del campo, la celebración de nuestras identidades e idiomas sería cambiada por ser a los ojos de los colonizadores europeos “incivilizadas”. La forzada colonización hizo que la población originaria como sus descendencias tenga nuevas formas de relacionarse, impuso nuevos idiomas, y buscó uniformar las formas de adoración a Dios, así como su entendimiento, al mismo tiempo, que las tierras eran expropiadas y dividas en haciendas para entregárselas a los nuevos dueños llegados de Europa. La población originaria en las periferias seguiría resistiendo con valentía en medio del dolor impuesto por siglos.
Hoy 530 años después en medio de historias mágicas sobre esta fecha, se busca, aunque sea doloroso, reconocer que estar aquí es un acto de valentía y resistencia en medio de lo que ha significado la opresión, esclavitud, el genocidio y el forzoso proceso de asimilación a las cuales los pueblos originarios han sido sujetos por siglos. Aún sufrimos las consecuencias de estos siglos de trauma y dolor. Una mirada profunda a nuestras propias raíces, identidades y memorias ancestrales son hasta ahora cuestionadas.
Hoy recordamos y agradecemos a nuestras abuelas y abuelos por mantener nuestra historia y memoria ancestral vivas. Para las nuevas generaciones este es nuestro más grande legado y herencia. Nuestras culturas, idiomas y espiritualidades ancestrales son dignas de ser reconocidas en esta fecha en las cuales han marcado un antes y un ahora de nuestra larga historia en Abya Yala.
Para todos y todas que somos descendencia y parte de la población originaria tenemos una labor y oportunidad de honrar el pasado, presente y el futuro de nuestros pueblos.