A los pocos días María emprendió viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea.
Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo,
Dos mujeres benditas
Con el miedo de frente, y un grito desconsolado
que se pegaba en la garganta.
Así llegaste aquella tarde, abrazada por el sol.
Pobre niña mía, mil temores embargaban tu corazón
y una vida creciendo en tu interior.
En tu mente mil ideas arremolinadas, entre culpas,
sentimientos, emociones y quejares
Divagando en las penumbras culturales y sociales
que acongojan y estrechan nuestras vidas ya ajustadas.
Yo en tu espacio y tú en el mío
como dos sombras que se pueden mirar.
Yo la bendecida, tú la deshonrada,
hijas de un Dios que nos jugó malas pasadas.
Aquí estamos compartiendo nuestros miedos y temores,
reclamos y aflicciones de una sociedad que nos exige recato,
silencio, obediencia y sumisión.
Con vidas que se gestan en nuestros vientres
como marcas del estigma social.
Una, el levantamiento del castigo divino,
la otra, el pecado, el repudio y el riesgo a morir.
Frente a una sociedad que oprime, que desgarra
y decide sobre nuestros cuerpos
legitimando la opresión
Tú, la virgen, ahora deshonrada, juzgada
y yo, la estéril, antes cuestionada, ahora alabada,
Nos hemos encontrado entre ollas, risas y la luz del fogón,
En este, nuestro espacio, alejadas del mundo opresor,
Para contarnos los secretos, sentimientos y temores,
Y en nuestros asuntos de mujeres encontramos liberación.
Solidarias, sororales, tejedoras de nuestra propia historia
nos sostenemos mutuamente cuando más necesitamos.
Nos enseñamos otra forma de recorrer los caminos
en encuentros inesperados de nuestra vida cotidiana.
Vida que no se nos presenta fácil
pero tampoco estamos dispuestas a menguar
Hoy aquí sentadas, tú y yo, con el crepitar de la leña
y el calor del fogón como testigos,
entre lágrimas, risas y congojas,
en este nuestro espacio se está gestando la vida
Y eso, querida María, es lo que nos hace realmente benditas.