No se vale optar por la vía de la destrucción del otro, pues esta vía también implica la autodestrucción. No se vale optar por la riqueza inmediata sin medir los daños causados al entorno y a la humanidad completa. Hoy nos urge volver a vernos cara a cara y reconocernos como humanos y humanas capaces de convivir y de amar, capaces de generar justicia, honestidad, respeto entre y para todas y todos, de cualquier edad, de cualquier lugar y de cualquier color.